miércoles, 18 de abril de 2012

LA REALIDAD Y VERDAD DE LA CRISIS: ANÁLISIS Y ALTERNATIVAS TRANSFORMADORAS


Agustín Ortega* 


El refrán popular- verdadera sabiduría de los pueblos-, la avaricia rompe el saco, expresa claramente la autentica realidad y verdad de la crisis. La ideología y el sistema del (neo)liberalismo capitalista, con su ansia y afán de beneficio, de ganancia y enriquecimiento como principios sagrados. Con su dioses-ídolos del individualismo salvaje, del mercado como dogma (la mercantilización de todo y de todos), de la liberalización (libertinaje), del consumismo sin freno y de la competitividad o darwinismo social (autentica jungla y guerra de lo más fuertes y poderosos contra los pobres y débiles): no podía hacer otra cosa, que generar esta crisis; o, mejor llamarla, catástrofe humanitaria global. El liberalismo-capitalismo tenía que producir, por su naturaleza, esta gran explosión o desgarro de tanto sufrimiento, desesperación, hambre, miseria, empobrecimiento, desempleo y exclusión social.


Esta crisis, por tanto, no es una situación que se produce coyuntural o espontáneamente, de forma esporádica o puntual. Sino que es inherente y estructural (está en la misma entraña) de la cultura y de la economía-política del capitalismo, que ha producido a lo largo de su historia una desestabilización y convulsión permanente y sistemática, en forma de pobreza, desigualdad y marginación social. Como expresa, de forma paradigmática o ejemplar, la crisis del llamado Crack del 29. 

Y es que cuando a los poderes económicos o al mercado se les deja que impongan su dictadura y terror del capital. Donde todo es (lo único que cuenta es el) negocio o lucro, sin ningún control o regulación ética, social, ciudadana, pública o política, como ha pasado, en especial, a partir de los años 80: se produce, entonces, en el mundo el retroceso de la dignidad y de los derechos humanos, ciudadanos y sociales de las personas y pueblos; se acaba con el estado social de derecho y democrático; y aumentan los niveles o tasas de pobreza, desigualdad y exclusión social, como muestran los estudios e informes más serios y cualificados (por ejemplo, lo de Cáritas Española). 

Este neoliberalismo-capitalismo, que es en especial financiero-especulativo, dirigido por las grandes empresas multinacionales y corporaciones bancarias-financieras, ha creado un autentico terrorismo financiero, bursátil e inmobiliario. Con sus créditos, intereses e hipotecas abusivas, usureras y especulativas. Con su descontrolado movimiento de capitales (bolsa, acciones fondos de inversión y pensión, etc.), que a la búsqueda enfermiza del beneficio y en su apuesta por la ganancia rápida y fácil, va dejando sin empleo, endeudando y arruinando a territorios, países, familias y personas. Convirtiendo así a la economía y al planeta en un casino global, donde unos pocos, los más ricos, ganan a costa de que los más (pobres y excluidos) pierdan

Dicho capitalismo ha producido la precarización o, mejor, explotación laboral de los trabajadores y, particularmente, trabajadoras. Con unos sueldos cada vez más bajos, con una jornadas laborales interminables. Con una deficiente o nula higiene y seguridad laboral. Con unos despidos, prestaciones de desempleo y pensiones de miseria. Está precarizando o desmantelando los derechos y políticas publicas o sociales: la alimentación o cesta de la compra, el agua y las energías; la educación, formación y la cultura; la sanidad y acceso a los medicamentos; la vivienda, infraestructuras o equipamientos; los servicios sociales, etc. Todo ello a través de los crecientes procesos de privatización, poca inversión y autentico negocio (enriquecimiento) que se hacen con estos derechos, servicios y necesidades humanas.

Ha instaurado una hacienda o sistema fiscal, donde en lugar de re-distribuirse la riqueza, los bienes y recursos, de forma equitativa y justa, los ricos (las grandes fortunas, patrimonios, los grandes empresarios y empresas) pagan y contribuyen menos. Es decir se hacen más ricos, a costa de que paguen o contribuyan más los pobres (trabajadores, asalariados, familias, etc.) En definitiva, este economicismo y mercantilismo neoliberal-capitalista quiere acabar con todos los logros y derechos sociales. Los cuales, se consiguieron en base a la solidaridad, sacrificio y entrega de muchas personas y colectivos, para que alcanzara esta dignidad, derechos y libertades autenticas de las personas y de los pueblos. 

Todo lo dicho hasta aquí, como nos muestran los más cualificados autores, estudios e informes: es la verdadera cara y naturaleza de la crisis; son las causas y factores que han generado de suyo, como no podía ser de otra forma, esta crisis económica, financiera, inmobiliaria, energética, alimentaria, ambiental, social, humana y, en el fondo, ética-moral. Por lo que las soluciones, propuestas transformadoras y alternativas a esta crisis, deben ir las raíces o causas estructurales que la han generado: acabar con esta globalización, cultura y sistema neoliberal-capitalista; e implantar una globalización, cultura y sistema fraterno, justo y solidario.

- Frente a la globalización financiera-especulativa y usurera de una economía de casino irreal, que no crea bienes ni servicios. Implantar una economía global, real y productiva, de forma sostenible, que genere recursos, bienes, servicios, empleo de calidad, etc. Y así, también, erradicar los créditos, hipoteca, intereses…: abusivos, usureros y especulativos; e implementar unas finanzas y créditos justos, solidarios.

- Frente a este sistema de precarización y explotación laboral. Implementar una política y sistema laboral mundial, donde todo/as lo/as trabajadores tengan un trabajo de calidad, con unos salarios, prestaciones y pensiones, dignas y suficientes, para cubrir las necesidades de lo/as trabajadores y sus familias. Donde exista una jornada laboral humana (en contra, por tanto, de la locura de propuestas como de las 65 horas semanales), que permita conciliar el empleo con la vida personal, familiar, cultural y social.

- Frente a la injusticia del sistema fiscal actual. Crear una hacienda o sistema fiscal global, que distribuya de forma justa y equitativa la riqueza y los bienes. De forma que paguen o contribuyan más los que más tienen: los ricos, las grandes rentas, fortunas y patrimonios, las grandes empresas y los empresarios más adinerados.

- Frente a la precarización y desmantelamiento del estado social de derecho. Promover unas políticas públicas, ciudadanas y sociales, donde se cubra y asegure todos los derechos y necesidades humanas: la alimentación o cesta de la compra, el agua y las energías; la educación, formación y la cultura; la sanidad y el acceso a los medicamentos; la vivienda, el empleo digno y infraestructuras; los servicios sociales, etc.

En fin, queremos comprometernos y promocionar una cultura y ética-política de la fraternidad y de la justicia social, de la paz y de la ecología. Una economía y política, un trabajo y comercio, un consumo y estilo de vida: humano, responsable, ético y justo. Es la apuesta o, mejor, confianza y esperanza de que otro mundo humanizado es necesario y, por tanto, posible. Tal como ha demostrado la historia de esas realidades de solidaridad, emancipadoras y liberadoras, la historia desde-con las víctimas, pobres o excluidos y mártires (testimonios) de la justicia y del compromiso social.

Todo lo anterior se puede encontrar, igualmente, expuesto en la teología más cualificada y en la enseñanza de la iglesia. En especial, en la conocida como doctrina social de la iglesia, verdadero tesoro oculto y escondido o manipulado por los poderosos y enriquecidos. Y es que el poder y la riqueza de todos los tiempos, como hace hoy en el capitalismo: se opone al Evangelio del Reino de Jesús, al Dios del amor y la fraternidad, a la entrega solidaria en la pobreza y opción los pobres, a la justicia a y la paz en el mundo, a la salvación y liberación integral.

*Subdirector del Centro Loyola-Compañía de Jesús y Profesor del ISTIC-Sede Gran Canaria

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